martes, 9 de diciembre de 2008

No me interesa lo que haces para ganarte la vida. Quiero saber cual es tu
dolor, y si te atreves a soñar que te permites encontrar lo que tu corazón
añora.

No me interesa cuantos años tienes. Quiero saber si te arriesgarías a
parecer un tonto por amor, por tus sueños o por la aventura de estar vivo.

No me interesan qué planetas hacen la cuadratura de tu luna. Quiero saber si
has tocado el centro de tu propio dolor, si las traiciones de la vida te han
abierto o si te has encogido y cerrado por el temor a sentir más dolor!

Quiero saber si puedes sentarte con el dolor, mío o tuyo, sin moverte para
esconderlo o para resolverlo.

Quiero saber si puedes estar con el gozo, tuyo o mío; si puedes danzar,
salvajemente y dejar que el Éxtasis te llene hasta las yemas de los dedos de
las manos y de los pies, sin advertirnos que debemos tener cuidado y ser
realistas, ni recordarnos las limitaciones de ser humanos.

No me interesa si es verdadera la historia que me cuentas. Quiero saber si
puedes desilusionar a otra persona para ser auténtico contigo mismo; si
puedes soportar la acusación de ser un traidor y no traicionar tu alma.
Quiero saber si puedes ser fiel y por lo tanto confiable.

Quiero saber si puedes sentir la belleza aún cuando no todos los días son
bellos, y si puedes encontrar la fuente de tu vida en SU presencia.

Quiero saber si puedes vivir con el fracaso, tuyo o mío, y a pesar de ello
pararte a la orilla de un lago y gritar "SI!" al plateado de la luna llena.

No me interesa saber donde vives ni cuanto dinero tienes. Quiero saber si
puedes ponerte de pie, después de una noche de dolor y desesperanza, agotado
y golpeado hasta los huesos, y hacer lo que hay que hacer por los niños.

No me interesa donde has estudiado, ni que has estudiado, ni con quién lo
has hecho.

Quiero saber si puedes estar solo contigo mismo y si te agrada
verdaderamente la compañía que buscas en los momentos vacíos.

Quiero saber que es lo que te sostiene desde adentro cuando todo lo demás
falla.

No me interesa quién eres, ni cómo llegaste aquí. Quiero saber si
permanecerías conmigo en el centro del fuego sin echarte para atrás.

2 comentarios:

JUAN JES dijo...

¿Qué somos en esta vida sino versiones de una verdad imposible de traducir?

Alejandra Menassa dijo...

Qué bueno Miryam, Esa es una verdad importante en la vida: "puedes soportar la acusación de ser un traidor y no traicionar tu alma". Si nos traicionamos a nosotros mismos, ya no nos queda nada.
Un beso me encantó tu escrito